En la antigua Esparta el adulterio era permitido siempre y cuando la mujer se entregara a un hombre más alto y robusto y con cualidades superiores a las de su esposo.
Esto se debía a que el sentido de la familia era muy diferente porque la mujer podía elegir marido teniendo en cuenta la fortaleza y la habilidad para la guerra del mismo, con el objeto de mejorar la raza de sus hombres y mujeres.
Claro que también los hombres podía elegir a sus mujeres, con el único inconveniente de que si la elegida lo era con cualidades no deseadas debía pagar una multa.
Otra curiosidad es que la soltería por parte del hombre al pasar los 30 años estaba tan mal vista que si un espartano continuaba sin casar a esa edad se le humillaba públicamente, y entre los castigos estaban desde hacerles dar vueltas a la plaza, hasta llegar a perder el derecho al sufragio, y no podían asistir a los festejos por no dar hijos a la patria.
Esto se debía a que el sentido de la familia era muy diferente porque la mujer podía elegir marido teniendo en cuenta la fortaleza y la habilidad para la guerra del mismo, con el objeto de mejorar la raza de sus hombres y mujeres.
Claro que también los hombres podía elegir a sus mujeres, con el único inconveniente de que si la elegida lo era con cualidades no deseadas debía pagar una multa.
Otra curiosidad es que la soltería por parte del hombre al pasar los 30 años estaba tan mal vista que si un espartano continuaba sin casar a esa edad se le humillaba públicamente, y entre los castigos estaban desde hacerles dar vueltas a la plaza, hasta llegar a perder el derecho al sufragio, y no podían asistir a los festejos por no dar hijos a la patria.
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