Atila murió en la noche de bodas

El famoso rey de los hunos, Atila, nació en Panonia el año 395  y murió en el 453. Era el descendiente de una familia gobernante de los hunos, pueblo nómada de origen asiático que invadió Europa. En el año 445 asesinó a su hermano Bleda. La palabra Atila significa Pequeño Padre, aunque mil millones de veces habremos oído que por donde pasa o pasó Atila no vuelve a crecer la hierba cosa que es simplemente una exageración o una mentira, conociéndosele también como el azote de Dios.

Todos tenemos una idea preconcebida sobre Atila, ya que la historia se ha encargado de etiquetarlo como un bárbaro y temible. Tanto que se decía que por donde pasaba no crecía la hierba. Pues resulta que la idea que tenemos sobre Atila, el rey de los hunos de que era un gobernante sin escrúpulo que sembraba a su paso la destrucción es totalmente incierto.

En primer lugar Atila era una persona culta, ya que se educó durante cinco años, del 408 al 412, en la cultura latina, griega, sistema político y administración romana. En sus banquetes recitaba poesía. Por otra parte, su sistema de ocupación solía ser pacífico, eso sí, cobraba fuertes tributos a cambio de paz.

Siembre se cuenta que Atila invadió el imperio romano, avanzando hasta las puertas de la capital, dicen que su propósito era socorrer a la hermana del emperador Valentiniano III, Honoria, con la que deseaba casarse. Después de reunirse con el papa León I, retiró su ejército a cambio de la entrega de un tributo.

Se le ha llamado el Azote de Dios, que por donde pasaba no crecía la hierba, cuando a lo largo de la historia ha habido cientos de dirigentes de todos los países y creencias que han maltratado a los otros.

Es fácil de imaginar que Atila murió en una de las batallas en las que participó. ¡Pues no!

Atila murió el 15 de marzo del año 453 y murió en su cama y en la noche de bodas.

Ese día se había casado, con su esposa número doce, hija de un reyezuelo burgundio, llamada la princesa goda Ildico, de 17 años y en la noche parece ser que debido a algunos excesos sufrió una grave hemorragia al estallarle una artería que le ocasionó la muerte.

Se cuenta que Atila fue enterrado en tres ataúdes, de hierro, plata y oro, ocultándolo para siempre sin que se sepa dónde.