El origen de la tradición de tomar doce uvas, una a una, cuando suenan las campanadas de medianoche, no es una tradición muy antigua, y se remonta al año 1909.
Ese año fue un año excelente para la cosecha de uvas y los agricultores no sabían que hacer con todo el excedente que tenían, así que con mucha imaginación se inventaron que consumirlas en la noche de fin de año mientras sonaban las campanadas, garantizaba la buena suerte para el año que entraba.
Ese año fue un año excelente para la cosecha de uvas y los agricultores no sabían que hacer con todo el excedente que tenían, así que con mucha imaginación se inventaron que consumirlas en la noche de fin de año mientras sonaban las campanadas, garantizaba la buena suerte para el año que entraba.
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