
Incluso nombró una comisión de médicos que serían los que seguirían el experimento para dar fe de los resultados, cosa que no pudo suceder porque el primero en morir fue el médico encargado de vigilar el cumplimiento del experimento, diez años después, en 1792 murió el rey, asesinado por un disidente llamado Jacob Johan Anckarström y el último en morir fue el preso, que acabó siendo indultado y falleció a la edad de 83 años por causas perfectamente naturales y parece ser que nunca dejó de tomar café.
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