
La frase se refiere a la cantidad de dinero que estaba estipulado como cobro por desempeñar su oficio de ir pregonando por las calles y plaza de la ciudad aquello que se le solicitaba. El pregonero solía ser una figura pública que estaba al servicio de las alcaldías para realizar estos trabajos.
Y el cuarto era una moneda de cobre, que primitivamente era de vellón, plata y cobre, que fue acuñada entre los siglos XIV y XIX, que equivalía a 4 maravedís.
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