Unos dicen que fueron los
romanos, otros aseguran que se deben a los árabes, que es mudéjar o andalusí,
pero lo cierto es que la primera vez que aparece escrita la palabra torrija es
en el siglo XV y es Juan de la Encina en su Cancionero de 1496, dentro de los
villancicos pastoriles el que la nombra, al hablar de miel y muchos huevos para
hacer torrijas.
En cantares nuevos
gozen sus orejas,
miel y muchos huevos
para hazer torrejas,
aunque sin dolor
parió el Redentor.
También aparece la receta en la
obra Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería, de Francisco
Martínez Montiño, del año 1623.
Se cuenta que al principio la torrija era un alimento que se utilizaba para darlo a las mujeres recién paridas para recuperar fuerzas después de tener los niños, y tal vez fue para contrarrestar la falta de carne cuaresmal lo que hizo que se impusieran como alimento de la Semana Santa porque aportaban calorías y saciaban.
Se cuenta que al principio la torrija era un alimento que se utilizaba para darlo a las mujeres recién paridas para recuperar fuerzas después de tener los niños, y tal vez fue para contrarrestar la falta de carne cuaresmal lo que hizo que se impusieran como alimento de la Semana Santa porque aportaban calorías y saciaban.
Ingredientes básicos como son el
pan, la leche y los huevos, para luego aderezarla con otros como la canela y
dependiendo del lugar miel, almíbar o simplemente azúcar, e incluso en otros
sitios, entre ellos Sanlúcar, a veces se suele cambiar la leche por vino.
Como curiosidad parece ser que
las torrijas era muy habitual servirlas en las tabernas, sobre todo de Madrid
con vasos de vino.
Yo recuerdo que antes normalmente
las torrijas que se hacían en las casas eran más grandes que las que se hacen
ahora, que son mucho más pequeñitas, lo mismo por la cantidad de calorías que
llevan.
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