Carlos I en la Batalla de Mühlberg, obra de Tiziano que se
encuentra en el Museo Nacional del Prado
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Este titular les parecerá un
tanto extraño, pero es real, aunque les pueda parecer raro en un rey al que se
le ha dado tanta importancia. Claro que me estoy refiriendo al tiempo que lo
fue legalmente.
El rey Fernando II de Aragón,
llamado el Católico, falleció el 23 de enero del año 1516, dejando como heredera
universal a su hija Juana la Loca que se convierte en la reina de los reinos
que formaban España el 25 de enero de 1516, y lo fue nada menos que 39 años,
aunque no reinara en la realidad, ya que se encontraba retenida en Tordesilla,
donde estuvo encerrada 46 años, aunque libros, películas y series nos hayan
dado hacer llegar la idea de que fueron unos días o unos meses.
Su hijo Carlos I llega a España
el año 1517, cuando todavía tenía 17 años, sólo chapurreaba el español y había
sido proclamado en Bruselas como rey de Castilla y Aragón, con lo que había en
ese momento dos reyes en España, la encerrada y el que mandaba, porque la reina
Juana nunca llegó a renunciar en su hijo, ni abdicar. De hecho en todos los
papeles oficiales siempre debía figurar durante estos años en primer lugar el
nombre de la reina Juana.
Juana la Loca murió, encerrada,
el 12 de abril del año 1555, a los 75 años y confinada desde los 29 años, con
lo cual su hijo Carlos I es considerado rey de España, desde esta fecha, pero
he aquí que el rey abdica en su hijo Felipe II, por lo que sólo reinó
legalmente desde el 12 de abril, hasta el 25 de octubre de 1555, fecha de la
abdicación, es decir, poco más de seis meses.
Juana ante el féretro que
transporta los restos de su esposo desde Miraflores a Granada. Óleo por
Francisco Pradilla, que se encuentra en el Museo del Prado.
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