El emperador Tiberio, que lo fue del Imperio Romano desde año 14 hasta su muerte, el año 37, en que falleció, prohibió
durante años los juegos de gladiadores, cosa que se hizo varias veces y por
varios gobernantes romanos. Cuando esta vez se levantó la prohibición, como es
normal después de la interrupción el público acudía en masa a los primeros
espectáculos.
Un liberto llamado Atilio pensó
aprovechar la situación y decidió construir un anfiteatro de madera en Fidene; claro
que Atilio no era un gran empresario y tenía pocos caudales, por lo que resolvió
ahorrarse todo lo que pudiera en la construcción del anfiteatro, sin poner en
condiciones los cimientos y sin hacerlo en condiciones.
El anfiteatro construido era
bastante grande, ya que Atilio pensaba dar el pelotazo económico con las
entradas, pero cuando unos 50.000 romanos acudieron a unos juegos que llamaron
fiesta de gladiadores, el anfiteatro se desmoronó y ocasionó numerosos heridos
y más de 20.000 romanos. Se puede considerar que ha sido el peor desastre ocurrido
en un estadio en toda la historia.
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