El Empecinado o el odio de un rey

Ahora que han celebrado el dos de mayo en Madrid, me gustaría acordarme de un personaje, Juan Martín Díez, el Empecinado, que fue de los que más lucharon en las guerrillas contra las tropas de Napoleón. Fue uno de los lideres guerrilleros más importantes de 1808 a 1814.

Pero claro cuando volvió el rey Fernando VII, negándose a jurar la Constitución, el Empecinado se retiró, ya que era un liberal defensor de la Constitución de 1812.

La forma que tuvo el rey Fernando VII de agradecerle los grandes servicios prestados fue desterrandolo a Valladolid, al restaurar el absolutismo.

Parece ser que el rey, con toda su cara dura, intentó comparlo prometiendole un título y una buena cantidad de dinero, pero parece que lo que contestó fue: Diga usted al rey que si no quería la constitución, que no la hubiera jurado; que el Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos».

Cuando tuvo lugar el pronunciamiento a favor de la Constitución del general Riego, en 1820, el Empecinado volvió a las armas, pero esta vez contra Fernando VII, y durante el Trienio Liberal fue nombrado Capitán General y gobernador militar de Zamora.

Pero como la inquina del rey no perdonaba, y cuando la segunda invasión francesa de los Cien Mil Hijos de San Luis consiguen derrotar a los que defendían la Constitución, decidió que El Empecinado no podía seguir vivo y después de algunas vicisitudes fue apresado hasta que llegó un juez enemigo personal de él y lo condenó a muerte, a muerte ahorcado, como un malhechor y no fusilado como general que era.

Juan Martín Díez murió en la horca el 19 de agosto del año 1825.