Al morir el 12 de enero de 1519
Maximiliano I de Habsburgo le ofrecen el imperio de Alemania a su nieto al rey de Castilla
y Aragón, Carlos I, que gobernaba, aunque compartía el cetro con su madre, Juana la Loca. La
verdad es que un buen dinerito, casi todo lo que venía de América le había
costado entre prebendas y sobornos a los electores.
El rey decidió trasladarse a
Alemania para que lo proclamasen emperador, pero claro debía dejar a alguien de regente mientras él no estuviera, y no se le ocurrió otra idea que cuando
se embarcó el 20 de mayo, que dejar la regencia en manos de Adriano de Utrecht,
que había nacido en los Países Bajos. Un extranjero como regente, y ese sería
uno de los motivos para el inicio de la Guerra de las Comunidades de Castilla.
Tres años habían pasado de la
designación, cuando el 9 de febrero de 1522 fue elegido Papa sucediendo a León
X, con el nombre de Adriano VI. Claro que parece que a él como que no le
importaba demasiado el papado, ya que ni siquiera se molestó en asistir al
cónclave que lo eligió, ya que se encontraba en Vitoria preparando la defensa de
Navarra, de la invasión que pretendía Francia.
De hecho la ceremonia de coronación
no se celebró hasta el 31 de agosto de 1522, es decir ocho meses después de su
elección, un poco menos tiempo del que duró su papado, ya que falleció el 14 de
septiembre de 1523, un año después.
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