Catalina de Aragón fue la última
hija de los Reyes Católicos. Nació el 16 de diciembre del año 1485 en Alcalá de
Henares.
Cuando comenzaron las
negociaciones para casarla con el príncipe Arturo Tudor, hijo del rey de
Inglaterra Enrique VII, los dos tenían tres años, aunque el compromiso formal
no llegó hasta el año 1497, casándose los dos el 14 de noviembre de 1501.
El matrimonio no duro mucho,
puesto que Arturo, que nunca llegaría a ser rey, falleció el 2 de abril del
mismo año, a los cinco meses de la boda.
Se acordó que la viuda se casase
con otro de los hermanos del príncipe, y que más tarde se convertiría en
Enrique VIII. En total estuvieron catorce años casados, y tuvieron varios
hijos, aunque sólo vivió su hija María, que sería reina de Inglaterra.
Llego a convertirse en reina
regente en nombre de su marido, mientras este estaba en la guerra.
Fue el año 1527 cuando el rey
pretende que el matrimonio se declare nulo, para poder casarse con Ana Bolena,
ya que con Catalina no tenía ningún hijo varón.
¿Qué motivo podía poner el rey
para que se declarase nulo el matrimonio?
Aunque pueda parecer una incongruencia,
la razón que puso el rey para que se declarase el matrimonio nulo es que había
estado casada con su hermano y que había consumado el matrimonio. Y eso lo
pedía 14 años después de la boda y después de tener hijos, pero no había
ninguno varón, que es lo que quería el rey.
Es el papa Clemente VII el que se
negó a declarar la nulidad del matrimonio del rey, que decidió autoproclamarse
como jefe supremo de la iglesia anglicana y el 23 de mayo de 1533 el arzobispo
de Canterbury anuló el matrimonio y declaró valido el matrimonio con Ana
Bolena.
Catalina fue trasladada al
castillo de Kimbolton en diciembre de 1535, donde nunca consintió que se la
llamase de otra forma que no fuese reina y murió el 7 de enero de 1536.
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