El día 23 de junio del año 1858, la policía, por orden de la iglesia, secuestra secuestra al niño judío Edgardo Mortara Leví.
Mortara, que había nacido el año 1851 y cuando tenía seis años fue secuestrado de la casa de sus padres, judíos, por orden de la iglesia.
¿La razón del secuestro?
La peregrina idea de que el niño había sido bautizado como católico.
¿Quien lo bautizó?
Parece ser que fue una sirvienta católica que lo bautizó sin permiso de sus padres, según dijo para salvarlo del infierno en caso de fallecer.
¿Quien decide el secuestro?
Es el Santo Oficio el que al conocer que el niño fue bautizado unos años antes, decide apartar al niño de su entorno judío y lo enviaron a una institución católica, Casa de los Catecúmenos en Roma, para que fuese educado en el cristianismo.
A pesar de las protestas de los padres pelearon y lucharon durante años para conseguir que volviera a su casa, no hubo forma de convencer al papa Pío IX, que bloqueaba de forma persistente la vuelta.
El niño fue criado en una ferviente religión, lo que originó que cuando siendo un adolescente retornó con sus padres, a los pocos días volvió a Roma, donde se hizo sacerdote agustino, para lo que había sido criado.
Mortara falleció en Lieja, Bélgica, el 11 de marzo del año 1940 a los 88 años.
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