El 18 de septiembre del año 1812 se consiguió extinguir el famoso incendio de Moscú. El incendio había comenzado el día 14 y fue provocado por las tropas rusas y gran parte de los ciudadanos para evitar que las tropas de Napoleón entrasen en la ciudad.
Los residentes y las tropas lo que hicieron es abandonar la ciudad y quemarla, utilizando la táctica militar llamada de Tierra Quemada, ya que lo que querían evitar es dejar las armas y los recursos al ejercito napoleónico
En el incendio se estima que unas tres cuartas partes de Moscú fueron destruidas por el fuego.
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