
Pero claro, si tenemos en cuenta que parece ser que la frase proviene de la gran afición que tenía el rey Fernando VII, el peor rey de la historia de España, a jugar al billar y de cómo sus contrincantes, deseosos de complacer y pelotear al rey solían fallar los golpes y así el soberano tuviese muchas más oportunidades de hacer de ganar el juego.
Como vemos la frase proviene del enorme peloteo utilizado por los complacientes compañeros de juego del rey Fernando VII y de cómo le ponían las bolas de billar para que ganase.
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