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viernes, 23 de febrero de 2024

Una de corrupción

Duque de Lerma
Si pensamos que la corrupción política es cosa de estos tiempos, estamos muy equivocados porque la habido a lo largo de toda la historia y aquí les cuento unos ejemplos.
Después de muchos traslados, ninguno definitivo, es el rey Felipe II el que el año 1566 decide trasladar de forma definitiva la capitalidad del reino a la Villa de Madrid, ubicando en ella la Corte, que antes había estado situada en otras ciudades.
Pero he aquí que es el año 1601 cuando el rey Felipe III, aconsejado por su valido, Francisco Sandoval y Rojas, duque de Lerma, por supuesto que de forma totalmente interesada decide volver a trasladar la Corte, cambiar la ubicación de la misma. En este caso Valladolid seria la que se convertiría en la capital del reino.
Felipe III
¿Porqué este traslado totalmente caprichoso?.
Nada de capricho y mucho de interés, porque esté traslado le supuso a Lerma convertirse en inmensamente rico, con los negocios inmobiliarios que el traslado trajo.
Para ello, uno meses antes del nombramiento de la capitalidad, Lerma adquirió numerosas propiedades en Valladolid, por supuesto a muy bajo precio, que al designarse capital y al trasladarse la Corte a la Villa de Madrid, vendió a un precio muy superior al que se compró.
Pero no acabaron aquí los negocios de Lerma, porque luego se dedicó a comprar fincas, palacios y terrenos en Madrid, donde los precios como es lógico habían caído y estaban en esos momentos a precios de risa, debido a las pocas perspectivas que la Villa tenía.
Valladolid
Pero la capitalidad de Valladolid duro poco, de 1601 a 1606, para volver a trasladarse otra vez a Madrid y de nuevo supuso el continuo enriquecimiento de Lerma, que antes del traslado había comprado los terrenos, casas y Palacios madrileños a bajo precio por la falta de interés al dejar de ser Madrid capital, pero que de nuevo se revalorizaron cuándo el rey Felipe III, siguiendo los consejos o instrucciones de Lerma, decidió devolver la capital del reino a Madrid, con lo que Lerma volvió a vender a un precio revalorizado.
Aunque no sólo fueron los negocios inmobiliarios, sino la Villa de Madrid debió pagar a la corona la cantidad de 250.000 ducados para volver a ser capital. Claro, que un tercio de esa cantidad no podía ser para otro que para el duque de Lerma.
Otro día seguiré contando las peripecias de este duque, válido del rey Felipe III.

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