Duque de Lerma |
Si pensamos que la corrupción política es
cosa de estos tiempos, estamos muy equivocados porque la habido a lo largo de
toda la historia y aquí les cuento unos ejemplos.
Después de muchos traslados, ninguno
definitivo, es el rey Felipe II el que el año 1566 decide trasladar de forma
definitiva la capitalidad del reino a la Villa de Madrid, ubicando en ella la
Corte, que antes había estado situada en otras ciudades.
Pero he aquí que es el año 1601 cuando el rey
Felipe III, aconsejado por su valido, Francisco Sandoval y Rojas, duque de
Lerma, por supuesto que de forma totalmente interesada decide volver a
trasladar la Corte, cambiar la ubicación de la misma. En este caso Valladolid
seria la que se convertiría en la capital del reino.
Nada de capricho y mucho de interés, porque
esté traslado le supuso a Lerma convertirse en inmensamente rico, con los
negocios inmobiliarios que el traslado trajo.
Para ello, uno meses antes del nombramiento
de la capitalidad, Lerma adquirió numerosas propiedades en Valladolid, por
supuesto a muy bajo precio, que al designarse capital y al trasladarse la Corte
a la Villa de Madrid, vendió a un precio muy superior al que se compró.
Pero no acabaron aquí los negocios de Lerma,
porque luego se dedicó a comprar fincas, palacios y terrenos en Madrid, donde
los precios como es lógico habían caído y estaban en esos momentos a precios de
risa, debido a las pocas perspectivas que la Villa tenía.
Valladolid |
Aunque no sólo fueron los negocios
inmobiliarios, sino la Villa de Madrid debió pagar a la corona la cantidad de 250.000
ducados para volver a ser capital. Claro, que un tercio de esa cantidad no
podía ser para otro que para el duque de Lerma.
Otro día seguiré contando las peripecias de
este duque, válido del rey Felipe III.
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